17.4.07

Toca bajar


Cuando te das cuenta de ciertas cosas, cuando desciendes de la montaña que te empeñaste en hacer tu hogar, en el descenso, en tu caída, en tu fracaso, ves cercadas consciencias, encerradas y atrofiadas, carentes del mas nimio interés.
Cuando te encierras y repliegas tras el bofetón, evitando ser alcanzado en la otra mejilla, cualquier agente externo te es molesto, te resulta trivial y obscenamente inoportuno. No es necesario hablar de la vacuidad que entrañan, su conversación se antoja trivial e incluso rozando los limites de lo humanamente soportable.
Cuando la paciencia, desaparece y no por saturación de la misma, si no por una ausencia primigenia, dentro, muy dentro desaparece y esa sensación dañina, desagradable, tosca y soez, soslaya ineludiblemente cualquier resto de prudencia y corrección, las buenas formas se omiten y para culminar, sin poder evitar una sonrisa, tus oídos son agraciados con un: “estas insoportable”... no, no lo estoy, lo soy.
Ya solo se busca descender en paz, no ser importunado, arrebatado desgarradoramente de la vorágine interior con la que se lidia y con la cual de ante mano habrás de perder.

Cuando Fortuna hace girar la rueda hacia abajo, solo podemos observar como Las Gracias se alejan.